16 de septiembre de 2009

Sangre

La noche es fría y lluviosa, pero eso no impide que la gente atasque los bares, antros, cantinas o similares donde se gasta más de la cuenta donde se puede perder todo, o ganarlo. Es viernes de quincena, todos en la ciudad quieren divertirse olvidarse por un momento de lo opaco de la rutina salir a beber, bailar, tener sexo ocasional. Habrá variedad para escoger y eso le emociona, necesita un poco de sangre.

Le gustan las noches frías, ver como sale ese vaporcillo de las bocas de las personas cuando hablan, mira a los hombres entrar a los bares y antros con las manos en los bolsillos de la chamarra o pantalón, igualmente observa a las chicas que solas o acompañadas entran a los mismo sitios. Se detiene en una esquina, es una calle transitada, un barrio famoso por su vida nocturna. Busca a alguien con la mirada, no sabe como es pero lo sabrá en cuanto vea su rostro. Escudriña a la gente desde la esquina, un joven de abrigo largo y negro fumando un cigarrillo atrae su atención, es alto y tiene buen porte, pero algo en su forma de caminar le dice que no es quien busca. Ahora posa su mirada en un grupo de chicas, no deben ser mayores de veinte años, una de ellas incluso pude ser menor, parece que tratan de elegir un lugar al cual entrar, después de un momento de debate la mas joven es la que decide que entren a un lugar con luces multicolores y música estridente que está a contra esquina de donde él las observa. Es esa chica joven de cabello castaño claro y cuerpo delgado quien atrae su atención. Su rostro es bello, casi infantil y su sonrisa inocente pero su mirada es la de una mujer completa en busca de algo de acción, después de verla caminar hacia el lugar elegido sabe que es ella a quien esperaba.

En el antro aquel hay demasiada gente y la música electrónica no a parado de sonar desde que entró. La chica de cabello castaño ha estado bebiendo tequila con sus amigas durante la ultima hora, y ha bailado un par de veces con diferentes tipos, sabe que tiene que apresurarse si no quiere que alguien mas conecte con la chica por el resto de la noche. Se encamina hacia ella y ensaña una expresión amigable. La invita a bailar y casi inmediatamente nota que la chica ha tomado más de la cuenta, una sonrisa con un dejo de maldad se dibuja en su rostro al tiempo que rodea el delgado talle con su brazo. Le pregunta su nombre solo por decir algo, en realidad es lo que menos le interesa, la voz de la chica confirma su estado de embriaguez, el sonríe.

Ha pasado ya media hora de charla, baile y más tequila, decide poner fin a la diversión de la chica para poder empezar la suya, de la bolsa más pequeña de su pantalón saca una de aquellas pildoritas que tan buenas han resultado una vez en la boca de ella solo es cuestión de minutos para que haga efecto, afortunadamente para él las otras chicas se han alejado y será fácil escabullirse del lugar con su presa. Apenas salen del lugar aquel y su respiración se acelera un poco, siente una tremenda excitación mezclada con un ansia desesperada de llegar a su guarida. Ella ya no es dueña de si, camina pero no sabe a donde solo se deja llevar. A los ojos de la gente pareciera que son una pareja como cualquier otra y que a ella se le han pasado las copas. Por fin después de caminar varias calles llegan a donde su auto, coloca a la chica en el asiento trasero, sabe que quedara inconsciente de un momento a otro pero el efecto no durará mucho, debe apresurarse a llegar. Se pone al volante, quisiera volar pero es lo suficientemente inteligente para no rebasar los limites de velocidad, no quiere que una infracción de transito arruine su noche especial.

El camino se la ha hecho eterno pero ya han llegado, es una calle oscura, a lo lejos en una esquina, una lámpara trata de iluminar las penumbras sin lograrlo. Le gusta aquel sitio alejado del bullicio, rodeado de fábricas y bodegas, algunas abandonadas desde hace mucho, ahí se encuentra aquel viejo edificio de tres niveles con los vidrios sucios y paredes llenas de mugre y hollín en algún tiempo albergó las oficinas de una prometedora industria hoy solo alberga gatos, perros y otras alimañas peores. En el sótano de aquel lugar es donde el tiene su lugar de diversión. Su rostro se ha transformado completamente, ya no tiene aquella sonrisa amable de hace algunos momentos ahora su rostro es serio, concentrado completamente en lo que hace su mirada delata el enorme placer que esta sintiendo en esos momentos. Literalmente arrastra a la chica hasta un lugar oscuro, sucio y tétrico, un foco de luz amarillenta alumbra aquel sitio hay una mesa hecha de concreto y cubierta con fríos mosaicos ahí es donde coloca a la joven y lentamente comienza a desnudarla, su cuerpo es joven y bello, bien formado, seria fácil para él tomarla ahí mismo pero no es esa clase de placer lo que el quiere así que después de desnudar completamente a la chica toma una cuerda y comienza a enrollarla en sus brazos, piernas y abdomen. Aprieta la cuerda lo mas que puede y la delicada piel de la chica cede a la presión y al roce áspero de la cuerda se forman llagas y comienza a sangrar, la cuerda se humedece y los ojos del verdugo se abren desmesuradamente, su respiración se acelera disfruta enormemente el momento, aun más cuando cuelga a la chica de unos ganchos empotrados en el techo del cuarto se coloca debajo de ella el espectáculo para él es bellísimo, gotas de sangre caen en su rostro y luego sale del cuarto.

Después de un momento regresa a donde su victima, el efecto de la droga que le dio ya debió haber pasado quiere ver su rostro de terror y dolor al parecer esta desmayada decide darle un poco mas de tiempo para que recupere bien el sentido pero suelta la cuerda de los ganchos que sostienen su cuerpo y lo deja caer, el impacto del cuerpo envuelto en cuerda contra el suelo produce un sonido que es como música para sus oídos, seguro se quebró algunos huesos de la cara. Va en busca de sus instrumentos para proceder con la parte final, la más divertida. Regresa y descubre a la chica llorando totalmente paralizada la toma por los cabellos y la arrastra luego hace que inhale un poco de anestésico, cuando la chica deja de moverse la pone sobre la fría mesa y comienza lentamente a retirar las cuerdas cada llaga, cada moretón que descubre en el cuerpo de la chica le provocan una sensación placentera. La acomoda boca arriba sobre aquella mesa y abrocha los cinturones sobre sus extremidades para evitar que se mueva en el momento final. Ahora solo resta esperar un poco a que el efecto del anestésico desaparezca permanece junto a ella mirándola fijamente. Por fin ella abre los ojos el se acerca y de inmediato se da cuenta que la chica lo ha reconocido le da una ultima mirada, de la hermosa criatura que entro a aquel antro hace apenas unas horas ya casi no queda nada, ahora solo es una masa de carne inerte, el cuerpo lleno de llagas y moretones, el rostro hinchado y sangrante por un momento cree que le trata de decir algo pero solo se pueden oír sonidos sin sentido saliendo de la garganta de ella. Ahora toma un bisturí el momento máximo esta a punto de llegar una de sus manos busca en el pecho de la chica el lugar adecuado, apoya el frío instrumento cortante sobre la piel pero antes de comenzar el corte puede ver rápidamente el terror mas intenso reflejado en sus ojos, llora abundantemente pareciera que le suplica con la mirada que pare que se detenga, aquella mirada lejos de causarle compasión lo excita y lo estimula a finalizar su trabajo hunde el bisturí en la carne y la sangre brota calida, humedeciendo sus dedos, para él, aquello es lo mejor de la noche. Conforme corta a la chica ella se convulsiona sus brazos y piernas tiemblan luego poco a poco aquel temblor comienza a desaparecer, ella muere justo cuando el corta su estomago, corta un poco mas, hasta el bajo vientre luego mete su mano entre la sangre tibia puede sentir sus entrañas “ya eres mía” dice al tiempo que un temblor de placer recorre todo su cuerpo, se queda dormido sobre el cuerpo inerte.

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